De acuerdo a la ley actual de pensiones de trabajadores que reformó en 1997 el ex presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, en el país existen dos tipos de pensión: el retiro programado y la renta vitalicia, las cuales no se garantizan hasta el fallecimiento y mismas que dependen de las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORE) y de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR); reforma que aseguró menores cotizaciones a trabajadores que comenzaron a trabajar después del 1 de julio de este mismo año.
Esta reforma sustituyó la ley de 1973 que indicaba que los trabajadores podían jubilarse a los 65 años y obtener una pensión del 100 por ciento de su último salario de manera vitalicia.
Sin embargo, fue en 2021 cuando se aprobaron modificaciones a esta ley en beneficio de los trabajadores, pues hubo una reducción en la cantidad de semanas cotizadas para alcanzar una pensión de 1250 semanas se redujo a 750 semanas, con un aumento de 25 semanas por año hasta llegar a mil semanas en 2031.
Actualmente, los trabajadores cotizan bajo la ley de 1997, por lo que las pensiones se conforman con aportaciones del 3.150% patrón, 1.125% trabajador y 0.225% gobierno, en caso de retiro se suma el 2% de aportación patronal.
Con esa reforma al sistema de pensiones, cada trabajador ahorra, en una cuenta individual, para que llegado el momento de la jubilación tenga recursos para mantenerse.