Los últimos días de octubre, marcan el inicio de una de las temporadas más coloridas y llenas de tradición para los mexicanos, el Día de Muertos, una festividad con toques característicos en cada cultura, pero la esencia, la de recordar a nuestros fieles difuntos no cambia.
En estas fechas las calles se pintan de los colores que da la flor de cempasúchil, la cresta de gallo, los dulces típicos, las calaveritas de azúcar, la caña, la mandarina, el pan, entre otra infinidad de productos, que son utilizados para llenar los altares que ponen los familiares para recibir a su ser querido como marca la tradición.
Días de duelo para la familia, que dentro de un ambiente de respeto, se recuerda las buenas acciones, los gustos del familiar y todo lo que en vida le amaba realizar, e incluso degustar.
Este 2020, es un año diferente, lleno de cambios y adaptación por la pandemia mundial del Covid-19, pero esto no es factor, para que a su manera, cada familia rinda una ofrenda a su ser querido que ha perdido en la muerte, a lo mejor no en los panteones pero si desde casa.
Demostrando que nuestras tradiciones están más vivas que nunca.