El proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, una de las emblemáticas megaobras de infraestructura de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, busca detonar el desarrollo de la región sur sureste del país, no solo con la inversión, también con la seguridad laboral de sus habitantes.
Al inicio de la presentación del proyecto del Corredor Interoceánico, se informó, que generará hacia 2050, 550,000 empleos directos e indirectos en los parques industriales.
Esta franja de inversión propuesta por el Gobierno Federal contempla 79 municipios, con un beneficio a 2.5 millones habitantes, estimando en una primera etapa, 103 mil 700 empleos directos, esto en los polos de desarrollo.
Aunque aún continúan las licitaciones de estas zonas industriales, en junio del 2023, se consolidaron 5 de ellos, con el intereses de 65 empresas para invertir, el más grande ellos es el Texistepec, Veracruz cuenta con 481 hectáreas y se espera una bolsa de empleo directo a 20 mil 982 personas y de forma indirecta 23 mil 797, mientras que el mas pequeño, el polo de Salina Cruz, Oaxaca, con una extensión de solo 82 hectáreas, contempla una oferta de empleo directo de 3 mil 577 y forma indirecta 4 mil 57.
A cinco años de consolidación del proyecto, aun el beneficio se sigue quedando en proyecciones, concentrándose mayormente las primeras fuentes de trabajo, a cargo de grandes empresas para la modernización de refinerías, puertos y vías férreas; al corte del 2022, directivos del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, detallaron que se habían generado 14 mil empleos directos por obras de construcción, 36 mil empleos indirectos y 11 mil empleos en la etapa operativa.
Cifras que, aunque resultan buenas, aún siguen muy por debajo de las proyecciones de 550 mil empleos, ya que los polos de desarrollo, aun no se establecen, ni los trabajos de modernización concluyen, quedando operativamente funcional, en tren de pasajeros del istmo.