El suicidio es considerado un problema de salud pública, una tragedia social que es necesario prevenir y erradicar, es por ello que se instituyó el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
En México las cifras son altas y más aún si hablamos del dolor de una familia que inesperadamente pierde a un ser querido, de acuerdo a la estadística de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el 2020, 7 mil 818 personas fallecieron por lesiones autoinfligidas, registrando una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 mil habitantes, siendo los más vulnerables los jóvenes de 18 a 29 años con 10.7 decesos por cada 100 mil habitantes.
Por entidad federativa, Chihuahua, Aguascalientes y Yucatán ocupan las primeras posiciones en la tasa de fallecimientos por lesiones autoinfligidas, mientras que Oaxaca ocupa la vigésimo séptima pasión con 3.9 suicidios por cada 100 mil habitantes.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) reveló que, de la población mayor de 10 años, el 5% declaró haber pensado alguna vez suicidarse, siendo más común este pensamiento en mujeres de 50 a 59 años (8%), seguida por las niñas y adolescentes de 10 a 19 años y las mujeres de 40 a 49 años (7%).