Las personas se tatúan por diferentes razones, entre ellas, expresar emociones, pensamientos, personalidad e identidad. Los tatuajes pueden demostrar un compromiso con algo para siempre inmortalizar momentos felices o que han dejado una herida psicológica. Algunos los ven como una manera de mejorar su piel a través del arte y una forma de subrayar la propia identidad.
Originalmente marcaban la pertenencia a tribus o clanes, pero hoy los tatuajes son una forma de expresión personal. Hace 25 años se asociaban con pandillas o presos, actualmente son una tendencia estética aceptada en muchas sociedades.
Según el Conapred, una de cada diez personas en México tiene un tatuaje, es decir, alrededor de 12 millones de mexicanos, posicionando al país en los primeros lugares de América Latina.
Los tatuajes han evolucionado a través del tiempo como símbolo de identidad; aunque un solo diseño difícilmente basta para una identificación, una combinación de tatuajes puede ser clave para reconocer a una persona, y desde el ámbito judicial, son herramientas clave para el reconocimiento forense pues los pigmentos cutáneos permanecen visibles incluso en estados avanzados de descomposición
Sin embargo, en México no existe una clasificación estandarizada que facilite este proceso, estudios han revelado que el 76 por ciento de cuerpos con tatuajes presentan letras o números, un 48 símbolos, 33 por ciento figuras humanas, el 23 imágenes religiosas, seguido del 33 en porcentaje de plantas y 31 por ciento en animales, además de ornamentos tribales, personajes de fantasía o figuras demoníacas.
En Oaxaca, la Dirección de Regulación y Fomento Sanitario registra 153 establecimientos de tatuajes, aunque existen cientos de lugares sin estar acreditados y el precio en la entidad puede variar dependiendo de varios factores: el estilo del tatuador, siendo los diseños más detallados y grandes los más costosos; la experiencia del artista, ya que a mayor trayectoria, mayor será la tarifa; y otros aspectos como la ubicación del tatuaje, el uso de color y la modalidad de cobro, ya sea por tiempo o por sesión, que suele durar entre 4 y 5 horas.