Tras la reciente tragedia ocurrida en costas de California, Estados Unidos, donde se confirmó la muerte de paisanos de la región en búsqueda del "sueño americano", así como el caso de otro migrante de la región que se encuentra sin ser localizado desde el pasado 24 de febrero mientras buscaba cruzar la frontera con Estados Unidos, la Unión de Poblanos en el Exterior (UPEXT) ha lamentado ambos casos, compartiendo que lamentablemente cada vez es más riesgoso cruzar la frontera con el país vecino de forma ilegal, con la estimación de que 40 % de los indocumentados no lo logra y hasta el 10 % fallece en el intento.
Pedro Ramos, representante de la Unión, expresó que se está trabajando en conjunto con el Consulado de California y el Instituto de Atención al Migrante Poblano para la repatriación de los cuerpos, pues la cifra de paisanos de la región ha ascendido a 5, uno de San José Miahuatlán, uno de Santiago Miahuatlán, uno de Tehuacán y dos de Tlacotepec de Benito Juárez.
Detalló que al viajar de ilegales, los migrantes se enfrentan a diversos riesgos, entre los que se encuentran las inclemencias del tiempo, demasiado frío o calor, territorios hostiles, la mayor vigilancia de la autoridad fronteriza, e incluso la inseguridad por grupos delictivos que controla la frontera, todo ello sumado a que este tipo de accidentes hacen que se refuerce la vigilancia y por consiguiente que los migrantes opten por rutas más peligrosas y que corran más riesgos y las posibilidades de pasar sean menores.
Además de ello refirió, que después de lograr cruzar los migrantes también se enfrentan a otras situaciones como el desempleo, sobre todo ahora que no hay trabajo por los problemas de inflación y crisis económica, llegando a tardar hasta 3 meses para conseguir un trabajo y hasta un año trabajando únicamente para saldar su deuda por cruzar.
En este aspecto, concluyó mencionando que actualmente de los migrantes indocumentados el 40 % son mujeres y 60 % hombres, que van de los 18 a 35 años, quienes a pesar de los riesgos se motivan a emprender la travesía después de que un conocido ya cruzó y les prometió que sería fácil.