"Es un alimento (el caracol) que se debería considerar como parte de la cotidianeidad, que no lo es; es muy poco valorado y muy poco utilizado", resaltó el maestro en Nutrición Clínica, Nutriólogo con Enfoque Renal, Especialista en Nutrición y Hepatopatías, Miguel Ángel Cabrera Trejo.
Su baba, al estar compuesta de "alantoína" ayuda a eliminar los tejidos necróticos inviables, sustituyendolos por tejidos nuevos, actúa como anti-irritante protegiendo la piel de la acción de sustancias ácidas o alcalinas, jabones o aceites; de "proteínas y vitaminas" contribuyen al nube estado trófico de la piel, con propiedades antiinflamatorias que potencian la acción de los antibióticos naturales ahí contenidos; "antibióticos naturales" que actúan contra bacterias presentes en la piel como la Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Pseudomona aeruginosa y Propionibacterium acnes (bacteria causante del acné), protegiendo de su infección; "colágeno y elastina" y "ácido glicólico", capaz de producir una suave eliminación de las capas más superficiales de células muertas, promoviendo su sustitución, mejora la situación de los folículos pilosos.
Estas propiedades le permiten al caracol sanar sus propios tejidos incluso reparar su caparazón cuando se rompe además de ayudarle en su locomoción (reduciendo la fricción) y contribuyendo a su regulación térmica.
"Hay que darle la oportunidad al mismo ecosistema y a este ciclo de vida, que perdure; debemos ser prudentes tanto en el consumo como en el respeto a la misma naturaleza", puntualizó el maestro Cabrera Trejo.
"Se ha sofisticado la elaboración del platillo, y no solamente se manda a Estados Unidos, sino también a otras partes de Europa, como España", destacó la Lic. Dulce María Pérez Rodríguez, representante de la "Casa de Cultura El Manantial A. C."
Para el caso de San Lorenzo Teotipilco, junta auxiliar de Tehuacán, el aprovechamiento de los caracoles sigue siendo como el elemento principal del platillo típico de la comunidad, parte de su herencia cultural desde hace décadas, algunos habitantes de la comunidad argumentan que se trata de un a preparación de hace casi 2 siglos.
De acuerdo a estimaciones de gestores culturales, el platillo se popularizó entre los años 40 y 50´s, con el auge de las aguas minerales y balnearios curativos.
"Cuando algunos hacendados llegaron a esta región de San Lorenzo, que eran de otros países; querían disfrutar de este platillo. En los años de 1980 cuando íbamos a los balnearios, cuando estaba el auge de estas aguas tan maravillosas ya se empezaba a escuchar y a degustar estos platillos", remarcó Pérez Rodríguez.
Siendo la temporada vacacional de semana santa, la temporada alta para "los caracoles en adobo", al mojo de ajo, con tocino, entre otros derivados del platillo; cuando más visitantes de la región, de la capital Poblana, Oaxaca, Guadalajara, Ciudad de México e incluso extranjeros visitan Teotipilco por sus caracoles.
"La cultura la tenemos alrededor, no necesitamos ir a otros lugares, sino entender el contexto de lo que tenemos a nuestros alrededores, platicar con las personas, yendo a conocer esos lugares, un domingo familiar, tenemos mucho que ofrecer", consideró la representante de "La Casa de Cultura El Manantial A. C."
Sin embargo, gestores culturales consideran que hasta el momento el platillo junto con todos sus beneficios, no ha recibido el reconocimiento regional y estatal que merece. Por lo que Tehuacán podría aprovechar y proyectar la diversidad de platillos típicos de cada junta auxiliar o las adaptaciones de los tradicionales de la cultura mexicana y realizar una "Feria Gastronómica", así como empezar a otorgar nombramientos o reconocimientos locales.
"Cuando es la elevación de la ciudad, que es el 16 de marzo cuando cumple años la ciudad de Tehuacán, por qué no abrir con una muestra o feria gastronómica e incluir este platillo tan delicioso. Por qué no apostar porque le de esta imagen a esta junta auxiliar, que sin lugar a dudas nos ha dado más que aguas minerales", finalizó Pérez Rodríguez.
A nivel municipal se carece de gestión turística- cultural respecto a la diversidad en la identidad gastronómica, del resto de los elementos y expresiones histórico- culturales; es decir, se ha desaprovechado el potencial turístico comunitario.