Cierra ciclo escolar con índice alto de violencia, urge prevención
Colectivos para la salud mental coincidieron que el ciclo escolar 2022- 2023 cerró con un incremento de entre el 5 y 7% por casos de violencia escolar, además de ello, lo preocupante es la normalización a nivel social que se ha hecho sobre el bullying, el acoso, la discriminación, entre otras formas de este tipo de violencia. Cabe mencionar que este 19 de julio, aproximadamente 102 mil estudiantes en Tehuacán cerraron clases y salieron de vacaciones.
Y ya que el área de educación en Tehuacán dijo desconocer las cifras reales sobre los casos de bullying o violencia escolar, especialistas en salud emocional indicaron que desafortunadamente las administraciones de gobierno locales, omiten las cifras para dejar de lado la problemática y no generar una mala imágen a su gestión o un escándalo entre la ciudadanía; sin embargo, dicha omisión abona para que este tipo de conductas se normalicen e impide el desarrollo de medidas preventivas.
Y es que si bien, es la Secretaría de Educación Pública a través de las Coordinaciones Regionales de Desarrollo Educativo (CORDE) quienes deben emprender acciones, programas y protocolos para la prevención, atención y mitigación de la violencia escolar, las instancias de gobierno e incluso los municipios, están obligados a coadyuvar para el combate del problema, y el primer paso para ello es estar informados sobre los casos que se registren en su demarcación, para establecer un plan de acción e identificar las instituciones educativas que requieren de una especial atención.
La principal causa probable, respecto al aumento de la violencia escolar, siguen siendo las pocas habilidades sociales posteriores a la pandemia de Covid-19, puesto que ello, ocasiona que la convivencia sea insana. Así para el próximo ciclo escolar las escuelas deben comenzar a reforzar sus protocolos de prevención, así como a establecer sanciones funcionales por conductas violentas dentro y fuera del plantel, aumentar las medidas de concientización sobre el problema, establecer protocolos de denuncia de casos de violencia escolar, que preserven la integridad de los denunciantes e involucrados, y sobre todo, priorizar la salud emocional y mental para los aprendientes.