"Era un ave de gran tamaño, la clavaron en la pared de la galería y dejaron un círculo de sal, con veladoras y había una especie de muñeco de madera", contó Nicolás Romero de Jesús, Explorador y Coordinador del Club Halcones Tehuacán.
Desde animales empleados para rituales, hallados amarrados vivos en sitios apartados como cuevas y cerros, la construcción o habilitación de altares con comida, flores, veladoras, cabezas de ganado caprino, fotografías entre otros elementos.
Las visitas a sitios apartados de los centros poblacionales, en la región de Tehuacán, incrementan de finales de octubre a finales de noviembre, ya que entre el 80 y 90% de la población sostiene la superstición respecto a que en esas fechas, la "energía contenida en el ambiente" permite la realización de rituales.
"La gente todavía tiene la mala costumbre, o la mala creencia de sacrificar a los animales de cierto color, en negro o blanco, hablamos de perros, gatos, gallinas palomas", resaltó el explorador.
Fauna silvestre peligrosa o ponzoñosa, y otros de los escenarios a los que se enfrentan "exploradores urbanos o senderistas", de los que en Tehuacán se conocen menos de 10 proyectos, agrupaciones o clubes.
"Hubo un montón de hechos importantes de nuestro México que uno no se da cuenta, aquí hay muchos Tehuacaneros que no saben lo que hay más allá de Tehuacán y por eso nos llamó la atención ir a explorar lugares", compartió César Adrián Avendaño Reyes, de 24 años, explorador y senderista.
El riesgo para estas vidas aventureras, también obedece en gran medida a su vulnerabilidad por la condición de inseguridad en sitios apartados, factor que podría frenar su actividad, la cual permite el conocimiento y reconocimiento del patrimonio histórico, cultural, natural de la región, incluso su gestión desde lo civil y puede sentar precedentes o exigencias para su preservación.
"No es de acá, es Mitlatongo, es un pueblo hundido, de ahí salió un ojo de agua y se cayeron las casas, ahí estaban en pelea, ahorita estuve investigando y los dos pueblos ya no están peleados. Allá adentro te tiraban disparos, así nos corretearon una vez, nos corretearon", enfatizó el joven explorador.
Además de la inseguridad, el desplazamiento y ocupación de los sitios solitarios explorados (desde cerros, cuevas, galerías filtrantes, construcciones, etc.), por personas en situación de calles es otra realidad, e incluso han llegado a ser agredidos por estas personas. En Tehuacán, tal es el caso del "Cerro de las Cruces en Coapan", en "San Diego Chalma", el "Cerro de la Calavera", por lo que cuando se trata de exploraciones con grupos que superan los 35 a 40 asistentes o actividades con más de 150 asistentes (que generalmente se dan en está época), tienen que realizar inspecciones previas para garantizar su seguridad o bien buscar sitios más seguros o cercanos, aunque ello implica la pérdida de la apreciación y conocimiento histórico-cultural de cada región.
"En Aljojuca fuimos a la ex hacienda, de la laguna a un kilómetro está la ex hacienda del padre que hizo pacto con el demonio. Siempre que vamos a una comunidad preguntamos si corremos peligro, y nos dijeron que sí, que asaltan si te ven solo, entonces fuimos con miedo, pero sí a las vivas", Hugo César Avendaño Ordaz, Explorador.