Si bien la investigación o recopilación de información de las comunidades, es una labor de tiempo completo, ya que también implica la participación en los eventos socioculturales de las poblaciones, para su comprensión y consideración como pasajes históricos.
Es también la interrelación generacional, con investigadores innatos, nativos de las poblaciones que buscan perpetuar sus conocimientos y escritos; pero también con las nuevas generaciones.
Incluso implica visibilizar de problemáticas o fenómenos socioculturales de riesgo para el patrimonio comunitario; para que con ello autoridades y sociedad, puedan emprender acciones de recuperación de las prácticas o elementos culturales agonizantes.
"Tenemos que preservar esa cultura, muy importante también para los jóvenes, las nuevas generaciones; el apoyo como decían los compañeros, para los libros, las investigaciones", consideró Salomé Cabanzo Méndez, Cronista Comunitaria.
Tal es el caso del municipio de Santiago Miahuatlán, que si bien tiene el reconocimiento regional y estatal de la variante de la cuna del "chile miahuateco", que incluso aporta una variante del platillo "Chile en Nogada"; actualmente investigadores señalan que solo hay un aproximado de 10 productores dedicados a la producción exclusiva tradicional de dicha variante, bajo el proceso y con las herramientas/mecanismos tradicionales.
Puesto que los productores actuales de la variante, lo hacen bajo una metodología que implica herramientas o instrumentos diferentes a los que se empleaban hace décadas; ya que el campo sigue tecnificándose, dependiendo cada vez más de la tecnología.
"Sí está difícil, más por el tema del agua; nosotros tratamos de sembrar el chile para que no se pierda, porque Miahuatlán es reconocido por su picante; pero la verdad es que cada vez nos cuesta más", compartió uno de los pocos productores de la variante.
De ese pequeño grupo de productores tradicionales, en mayoría se abocan a la siembra de "chile miahuateco", para autoconsumo; ya que se trata de un proceso de cultivo complejo, al ser de temporada (de julio a septiembre) y demandar gran cantidad de agua.
"El chile como lleva su proceso, en el mes de septiembre y octubre, empieza la clasificación de semillas, pero también ahí es donde se empieza a dejar el chile que se ponga a secar; el chile seco es el que aguanta todos esos meses, para que de ahí las señoras moleras puedan hacer el mole y tenga ese saborcito", explicó Carolina Moreno Velázquez, Cronista de Santiago Miahuatlán.
Esta variante de picante regional, es el que también abastece a las "Moleras tradicionales" para la preparación del inigualable "Mole Miahuateco"; tras la clasificación de semillas, proceso que culmina con el secado de los chiles.
Mientras que la producción agrícola del "Chile Miahuateco" de manera tradicional, se encuentra en crisis; la actividad gastronómica de las "Moleras Miahuatecas" se mantiene, y a la fecha se contabilizan al menos 89 mujeres moleras.