Un joven kayakista vivió un momento aterrador en el sur de Chile cuando una ballena jorobada lo engulló brevemente antes de escupirlo de vuelta al océano.
El insólito incidente ocurrió el 8 de febrero de 2025 en el Estrecho de Magallanes, mientras navegaba junto a su padre en una expedición de trekking y packraft.
Dell Simancas, de 49 años, filmaba a su hijo Adrián Simancas, de 24, mientras remaba en la zona. En cuestión de segundos, una enorme ballena emergió del agua y el joven desapareció de la toma. Un sonido fuerte precedió el impactante momento, capturado en video por su padre.
Adrián, sin poder reaccionar, fue lanzado violentamente de nuevo a la superficie. Su padre, al ver la escena, corrió a auxiliarlo mientras intentaba tranquilizarlo. "Tranquilo, tranquilo, ya voy", le decía Dell, asegurándole que todo estaba bajo control mientras le indicaba que se sujetara a la cuerda del kayak.
#Animales #VideoViral #Naturaleza ???????Pese a que sucedió el pasado 08 de febrero, un video se viralizó en redes sociales pues se observa cómo un joven fue ingerido y luego escupido por una ballena jorobada mientras practicaba kayak en el estrecho de Magallanes, #Chile ??????? pic.twitter.com/O14wwMC2cp
? @MeganoticiasMx (@MeganoticiasMx) February 13, 2025
A pesar del pánico inicial, el joven no sufrió lesiones graves. En un primer momento, creyó que la ballena lo había devorado, pero pronto entendió que estos cetáceos no pueden ingerir presas grandes debido a su pequeño esófago.
Las ballenas jorobadas se alimentan filtrando grandes cantidades de agua y atrapando pequeños organismos como krill y peces, por lo que expulsan cualquier objeto que no puedan consumir. Este comportamiento explica por qué Adrián fue rápidamente liberado.
El video del incidente se ha viralizado en redes sociales, generando asombro y debate sobre la importancia de respetar el hábitat de estos gigantes marinos. Expertos en vida silvestre han recordado que, aunque estos encuentros son extremadamente raros, siempre es importante mantener una distancia segura al navegar en aguas donde habitan ballenas.
Por fortuna, la historia tuvo un final feliz, y Adrián y su padre continuaron su expedición con una anécdota que jamás olvidarán.