En 1985, el agente encubierto de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de los Estados Unidos, Enrique "Kiki" Camarena, fue secuestrado y asesinado, un crimen en el que aparentemente estuvo implicado el narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero, quien desde entonces era buscado por las autoridades estadounidenses.
Tras su captura y extradición a Estados Unidos, Caro Quintero fue presentado ante un tribunal en Nueva York para enfrentar múltiples cargos, incluido el asesinato de Camarena. Sin embargo, se declaró no culpable.
Pero, ¿quién fue realmente "Kiki" Camarena y qué ocurrió en su caso?
Enrique "Kiki" Camarena fue un agente encubierto de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, cuya labor y trágica muerte en 1985 dejaron una huella profunda en la lucha contra el narcotráfico
Desde 1981, Camarena operaba en Guadalajara, Jalisco, infiltrándose entre los narcotraficantes mexicanos. Su trabajo permitió recolectar información clave que llevó a operativos importantes, como la incautación de casi mil hectáreas de marihuana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, propiedad de Rafael Caro Quintero, en noviembre de 1984. Este golpe afectó gravemente los intereses de los capos, lo que lo convirtió en un blanco.
El 7 de febrero de 1985, alrededor de las 14:00 horas, Camarena fue secuestrado en Guadalajara mientras se dirigía a comer con su esposa Mika. Cinco hombres lo abordaron al salir del Consulado de Estados Unidos; uno se identificó como agente judicial federal. Le cubrieron la cabeza con una chamarra y lo forzaron a subir a un Volkswagen que partió rumbo desconocido. Durante dos días, fue torturado brutalmente y, según el dictamen médico, murió a causa de ello. Su cuerpo, junto con el de su piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar, fue hallado el 5 de marzo en un rancho cerca de La Angostura, Michoacán.
La policía destruyó evidencias en el cadáver, lo que levantó sospechas de complicidad entre autoridades y narcotraficantes
Rafael Caro Quintero, un destacado líder del Cártel de Guadalajara, fue uno de los principales responsables del secuestro y asesinato de Camarena. Junto con Ernesto Fonseca Carrillo, acordó el crimen como venganza por la operación en El Búfalo, que representó pérdidas millonarias para su organización. La decisión de eliminar a Camarena fue un mensaje claro: castigar su "traición" al desmantelar sus operaciones. Caro Quintero, Fonseca y otros capos como Miguel Félix Gallardo, de quienes Camarena había ganado la confianza, estuvieron directamente involucrados en la planeación y ejecución del asesinato.
Además de Caro Quintero, Fonseca Carrillo y Félix Gallardo, otros narcotraficantes participaron en el caso. Entre ellos están Rubén Zuno Arce, pariente político del expresidente Luis Echeverría, Manuel Salcido "El Cochiloco" y Mario Verdugo, todos condenados por tribunales mexicanos, excepto Zuno Arce, quien fue juzgado después en Estados Unidos.
También se involucró a Humberto Álvarez Machain, un médico acusado de prolongar la vida de Camarena durante la tortura, y Javier Vázquez Velasco, ambos detenidos por la DEA. Juan Ramón Matta Ballesteros y Juan José Bernabé Ramírez también fueron declarados culpables en Los Ángeles
El caso reveló complicidades más allá de los narcos. Autoridades mexicanas, como el comandante judicial Armando Pavón Reyes y el gobernador de Jalisco, Enrique Álvarez del Castillo, fueron señalados como aliados de los traficantes. Incluso el general Juan Arévalo Gardoqui, secretario de Defensa, y la Dirección Federal de Seguridad (DFS) habrían protegido operaciones como la de El Búfalo. A nivel internacional, investigaciones sugieren que la CIA colaboró con los narcos para financiar a la contra nicaragüense, y que Camarena pudo haber sido asesinado por descubrir estas conexiones.
La muerte de Camarena desencadenó la Operación Leyenda, la mayor investigación de la DEA, liderada por Héctor Berrellez, para capturar a los culpables. La presión del embajador John Gavin forzó al gobierno mexicano a actuar, resultando en arrestos de los principales capos. El caso expuso el poder del narcotráfico y sus vínculos con funcionarios, marcando un antes y un después en la relación México-Estados Unidos.
Camarena dejó un legado: la campaña del listón rojo, iniciada por su familia, educa a niños sobre las drogas desde 1988