"Todo lo que puedan aprender para ayudar a los demás siempre es bienvenido, las y los niños están en un edad donde su nobleza es lo que prevalece sin ningún prejuicio, entonces la inclusión debe comenzar desde la niñez como algo natural; ese es mi deseo para este 30 de abril, ver sonreír a todos los pequeños por el simple hecho de poder comunicarse", así opinó Aldo Romero Altamirano de 32 años de edad, docente de educación básica, quien desde hace algún tiempo busca incidir en sus alumnos mediante cursos, talleres y contenidos académicos incluso de matemáticas, impartidos en Lengua de Señas Mexicanas (LSM).
Para el profesor Aldo la LSM debería ser parte, junto con el sistema braille, del plan curricular en todos los niveles educativos, aunado a que los primeros años de escolaridad son los ideales para que las y los niños puedan aprender diversos idiomas; si es que se quiere lograr una natural y verdadera inclusión.
"Porque de alguna manera conocemos a alguien que necesita comunicarse, no me imagino lo difícil que ha de ser para alguien que no tenga las herramientas, el poder hacerlo, y está en los demás que si podemos comunicarnos con mayor facilidad, buscar las herramientas y acercarlas a quien lo necesita, eso es lo que nos hace humanos".
Y aún aprendiendo la LSM desde hace 4 años, mediante cursos y diplomados continúa en nivel intermedio, una de las causas es por la falta de espacios de capacitación, se trata de un idioma nuevo que está en constante cambio, además que hay señas que todavía no existen o que incluso son diferentes dependiendo de las regiones geográficas del país. Consideró que en Tehuacán hacen falta muchos espacios para la educación inclusiva, no solo para el desarrollo de eventos o actividades a fin, sino que para profesores y niños que buscan capacitarse la mayoría de cursos solo los pueden tomar online, al encontrarse desde Ciudad de México.
"Me gusta aprender la lengua de señas, porque cada palabra tiene una seña diferente, y fácil aprenderlas porque las palabras aquí tienen características, por ejemplo si quieres referirte al león haces una seña de su melena y así te acuerdas", comentó Zoe Monje Valencia de 9 años de edad.
Con más de 100 menores a quienes les ha impartido talleres y contenidos en LSM, incluso como si fuera parte de su programa de estudios o en espacios independientes al ambiente escolar, ha comenzado un colectivo en Tehuacán, puesto que más allá de la inclusión, los infantes con discapacidad auditiva o sordomudos necesitan contar con igualdad de oportunidades y herramientas para con justicia acceder a la educación. Puesto que se tratan de sectores poblacionales de los que poco se habla, porque muchas veces se ven limitados a la hora de comunicarse, entonces se hacen invisibles.
"Es un aprendizaje muy importante, para que pueda comunicarse con las personas y con los niños sordos, o sordomudos, quiero que no haya ninguna barrera entre las personas con discapacidad y yo; esto es algo útil para ellos y para mí", mencionó Patricio Gallardo, de 10 años de edad.
Pese a todo ello, la brecha en la educación inclusiva tal parece comenzar a abordarse, puesto que cada vez más psicólogos, docentes, abogados, entre otros sectores profesionales y sobre todo niños se muestran interesados en comunicarse con quienes lo hacen de manera diferente, "eso debería ser el día del niño, la oportunidad de revisar sus necesidades, en que les seguimos debiendo y brindarles espacios para que ellos puedan contribuir en la erradicación de esas desigualdades sociales".