Quién y cómo se educa a los humanos en desarrollo: "los niños", para afrontar los retos actuales: violencia, inseguridad, crisis social, económica, ecológica, ¿Es importante prepararlos para ello?, ¿esta preparación va más allá de las aulas?
"Enojarnos todos podemos, pero saber enojarnos con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto no cualquiera, a eso se le llama inteligencia emocional; cuando desde niños les enseñamos que son las emociones, que es su derecho, pero que a lo que ya no tienen derecho es a lastimar a alguien más, por ejemplo por ese enojo que sientes no puedes ir a golpear a tu compañero porque te sientes enojado", dijo Jessica Ramírez Porras, Psicóloga Clínica con enfoque Psicoanalítico.
La salud mental en los menores es fundamental para su desarrollo, así como la formación de humanos reflexivos y críticos, a quienes incluso además de una empatía hacía el medio ambiente para su cuidado, o hacía la misma sociedad, se les debe enseñar la importancia de su participación en la toma de decisiones en pro de su entorno; pero, se tratan de temas que más allá de las aulas deben trabajarse desde las familias y a nivel comunitario.
Claro que este tipo de preparación no debe apartarse de lo que es inherente a la niñez: "el juego"; especialistas consideran que precisamente esta es una área de oportunidad para la definición de actividades que les permitan aprender, ya sea en un juego psicomotor, cognitivo, social y afectivo. Incluso la UNICEF reconoció que el juego refuerza la salud mental de los niños: refuerza vínculos, reduce sus niveles de estrés, los ayuda a procesar emociones difíciles y a fomentar la confianza.
"Jugar para un niño es de suma importancia, un niño que no juega hay que revisar porque no está jugando; el jugar en un niño es la manera en la que se relaciona con el otro y la manera en la que aprende; que se vea como algo natural, no como vamos a ver un tema tal, no, que sea parte de la cotidianidad, que sea parte de su vida, que lo vea en casa en la escuela", abundó la Psicología Clínica Jessica Ramírez Porras.
Si bien el proceso cognitivo de un niño tiene una relación intrínseca con las emociones, que necesitan nombrarse para poder administrarse y sobre todo evitar su minimización, sino validar todas y cada una de las emociones que un menor pueda experimentar, pocas veces los docentes tienen acompañamiento para abordar esos temas en las aulas, y los padres se encuentran en la misma condición en sus hogares.
Ahora bien, el cuidado del medio ambiente, la administración del dinero y la resolución eficiente de los conflictos, son actitudes que mayormente los menores tomarán de sus ejemplos próximos: los adultos con los que se relacionan.
"Aprendes el valor de las plantas, de la cosecha, de la tierra, que aprendan el valor de la composta y de devolverle a la tierra, a que aprendas el valor de tus empaques y desechos que puedan ser reciclados, esto es integrar un chip para que sean más críticos", destacó Rebeca Rodríguez, representante de "Tantita Madre Tehuacán", recolección y gestión de residuos aprovechables.
Además de fomentar el desarrollo de humanos reflexivos y/o críticos con la participación de los niños en la prevención de la delincuencia, de la violencia, el cuidado de su salud física y mental, así como el cuidado del medio ambiente, será tomar la responsabilidad a nivel social que también se tiene de estas problemáticas.
"Cuánto trabajo nos cuesta como adultos cambiar un hábito, llegar puntual a una cita por ejemplo, porque tenemos malos hábitos desde antes, si tu a un niño le enseñas que la puntualidad es importante, él de adulto dirá que la puntualidad es importante", enfatizó la psicóloga Ramírez Porras.
"Es acercarles otros proyectos, otras ideas, que ellos vean los procesos, por ejemplo el Pet primero tiene que estar limpio, luego triturado, separado por colores, tiene una densidad cada plástico, y es un mundo los residuos y los chavitos deben comenzar a entenderlo; como ciudadanos no podemos dejarle todo al gobierno", finalizó Rebeca Rodríguez.
Y así algún día alcanzar el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.