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24 de Noviembre del 2024
Cultura

Ofrenda Original Tehuacanera en "Ndachjian", expresiones culturales de su región

Ofrenda Original Tehuacanera en
Por: Keila Elizabeth García Méndez
Tehuacán
01-11-2023

"Hoy se piensa en nuestro destino después de la muerte a partir de cómo llevamos nuestras vidas, si fuimos buenos o malos, pero en tiempos precolombinos no era así, el destino de los muertos dependía de las circunstancias en las que se moría", Balderas Ortiz, Cronista Auxiliar de Tehuacán. 


Como ejemplo vivo del sincretismo religioso, la Zona Arqueológica "Ndachjian" o "Tehuacán Viejo" ex centro ceremonial, en la luna llena del pasado 28 de octubre, fue el escenario de la colocación de una ofrenda original Tehuacanera, que además de estar dedicada a una de las más grandes cronistas de la región, cuya investigación, composición literaria y poemas fueron un alto aporte cultural, la maestra Margarita Villalba, y al fiel custodio en vida del sitio, Alfonso Gutierrez; develó antecedentes de la cosmovisión sobre la muerte tras el encuentro de dos mundos, y el talento de un grupo de niños guardianes y gestores de su lengua materna, el Náhuatl de San Francisco Altepexi.


La caída de la noche fue el escenario de 15 pequeñas voces de 5 a 15 años de edad quienes elevaron su canto en Náhuatl para dar paso a la ofrenda, tradición de origen complejo, pues la idea más fiel a lo que actualmente se realiza tiene que ver con el sincretismo que se produjo entre las creencias de los pueblos originarios y la cosmovisión europea, tras la "Conquista Religiosa". Uno de los antecedentes data desde el apogeo de las culturas mesoamericanas; por ejemplo en la mitología mexica, se creía en 4 destinos después de la muerte: el Tlalocan a donde llegaba quienes morían ahogados o en alguna circunstancia que estuviera relacionada con el agua, el Tonatiuhichan recibía a los guerreros o a las personas sacrificadas, sitios donde tenía su residencia la pareja creadora, paraísos donde los muertos solo podían estar 4 años y después regresaban a la tierra convertidos en aves de bellos plumajes como el colibrí y el quetzal. El Chichihuacuauhco, gigantesco árbol que en lugar de frutos daba pechos maternos para recibir a los bebés que perdían la vida; y el "Mictlán" cuya similitud con la creencia católica es que se trataba de un inframundo con varios niveles, pero no era un sitio de castigo sino de descanso final para cualquier mortal, explicó Jorge Gerardo Balderas Ortiz, Cronista Auxiliar del Municipio de Tehuacán e integrante del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.


Por ejemplo "la celebración de los muertitos y la gran fiesta de los muertos" son parte de los antecedentes, que actualmente su realización sería entre los meses de julio y agosto; en el viejo mundo aproximadamente en el siglo X una orden de frailes instauró una fiesta católica para rememorar a "Todos los Santos cristianos, a quienes les asignaron el 01 de noviembre y al resto de los difuntos el 02 de noviembre, a esto se suma el calendario tradicional actual para la colocación de las ofrendas: a los accidentados, los angelitos, y los "fieles difuntos".

"Otro claro ejemplo del sincretismo es el día de la santa cruz, el 3 de mayo y que justamente es a inicios de la temporada de lluvias, por lo que anteriormente a la deidad que se celebraba era a Tlaloc, y se creía que sus Tlaloques se formaban en la cima de los cerros, tras la conquista espiritual se reemplazaron los templos y deidades por la cruz y fue lo mismo para el día de muertos", comentó.

La ofrenda original Tehuacanera como el resto cuenta con 7 niveles, cada uno representa las regiones del inframundo por las que tienen que transitar los muertos y en otra perspectiva implica el "ascenso del alma"; actualmente los altares por lo menos deben representar el plano terrenal, al celestial y en algunos casos al inframundo. Con los cuatro elementos: la tierra representada en el Cempasúchil, el aire por el papel picado, al que ahora se le imprime un tinte "festivo y hasta cómico" por la tradición de las catrinas de José Guadalupe Posadas, durante el porfiriato; el fuego a través de las velas que a la vez es algo celestial, un vaso de agua en señal de purificación y que tiene el propósito de refrescar a las almas cansadas por el viaje.

Y sobre todo, es una ofrenda tradicional de Tehuacán porque además de todo ello, contiene sólo elementos culturales tradicionales que provienen de varias regiones del valle como Ajalpan, Altepexi, Coxcatlán, Zinacatepec, Zapotitlán, Caltepec, San José Miahuatlán, por mencionar algunos.


"Elementos que distinguen a una ofrenda original Tehuacanera"

  • Ajalpan y Altepexi: Canastas o cestos tejidos de carrizos o palma
  • Coxcatlán y Zinacantepec: Caña y aguardiente de caña
  • Caltepec y Zapotitlán: palma trabajada en tenates, petates, sopladores
  • Altepexi: Producción de hojaldras típicas artesanales
  • San José Miahuatlán: Pan de burro
  • Zapotitlán: sal
  • San Diego Chalma y San Pablo Tepetzingo: Flor de Cempasúchil y "Moco de Pavo"

"Tenemos una ofrenda que toca el cielo, la tierra y el inframundo, que además de tener los elementos tradicionales como el copal, incienso, velas, imágenes religiosas, hay elementos característicos de la región, en un altar general insertamos los elementos característicos de cada municipio", explicó.

Pero no solo la Zona Arqueológica, y los integrantes del Consejo de Cronistas del Valle de Tehuacán, buscaron dejar presente el pasado de la región en la mente de los asistentes, el Coro Niño Jesús solemnemente presentó un popurrí de canciones populares como "La Zandunga", "Dios Nunca Muere", "La Bruja" , "La Llorona" en Nahuatl, a quienes la preservación de su lengua materna si bien les ha llevado a tener presencia en países de sudamérica, norteamérica, España, incluso en Asía, sigue siendo un reto alto.



"Para nosotros es un honor poder presentar nuestra lengua en un recinto prehispánico tan importante, patrimonio histórico para Tehuacán, y dar el preámbulo a una de las expresiones culturales más significativa para nuestro país, la ofrenda por el día de muertos", destacó Alejandro Vicente Martínez, Director del Coro Niño Jesús de San Francisco Altepexi.

"Es una labor que requiere de empeño, dedicación y más que nada valor para enfrentarse a los prejuicios de la sociedad, pero nuestro propósito no es entrar en polémica sino que conozcan parte de nuestra cultura y que aprendan a respetarla, así como nosotros aprendimos a respetar las demás culturas; los niños están con mucho ánimo y lo que a mi me encanta es que ya nos comunicamos en Náhuatl, a pesar de que ya solo hablaban español", Gaudencio Romero Reyes, profesor de Náhuatl.

"Es muy bonito y se siente diferente venir a cantar para una ofrenda y en un sitio de mucha historia; yo recuerdo que desde siempre mi abuelita en estas fechas ponía altares grandísimos y al mediodía del 01 de noviembre llamaba a sus muertitos en Náhuatl, ahora yo estoy cantando en mi lengua para los muertitos", dijo una de las pequeñas integrantes del Coro.


Así, la historia, las costumbres, tradiciones y elementos culturales representativos del valle de Tehuacán se unieron para denotar la pluriculturalidad que existe en tan solo una pequeña parte de Puebla.






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