La salud emocional en el adulto mayor condiciona su calidad de vida, por lo que una vejez de autonomía acompañada implica priorizar su bienestar emocional- mental, sin embargo la falta de construcción de herramientas desde la infancia, incluso para la identificación de las emociones, dificultan el proceso.
"De ahí puede venir la angustia, está situación de sentir el término de una etapa, que algo se está terminando, empieza a generar angustia, ansiedad, miedo, expectativa sobre qué sucederá", explicó Yessica Ramírez Porras, Psicóloga Clínica con Enfoque Psicoanalítico.
Los procesos o eventos traumáticos, de duelo, episodios de violencia, entre otros, de la infancia, adolescencia, o juventud que se pasan de lado, llegada la vejez y frente a factores inherentes a dicha etapa, como los cambios biológicos, psicosociales, funcionales, de relaciones, sumados contextos discriminatorios, la percepción de autonomía en una persona de la tercera edad, es menor; impactan en el ejercicio de sus derechos humanos, incluso aumentan el riesgo a depresión.
"En esta etapa en particular se le añade, el factor de estar pensando en que la vida se ha terminado, en que ya estamos en el proceso de culminación de la vida, influyen todas las etapas vividas, desde la infancia hasta la adolescencia, pero si se busca la ayuda, el acompañamiento, es tratable", puntualizó la psicóloga Yessica.
"Criarme en la miseria, casa con mi madre no tuve, porque quedé huérfana chica, me decía mi mamá que iba a hacer 3 años, cuando murió mi papá, murió en Orizaba. De ahí, pues a dónde la ocupaban como sirvienta y me andaba trayendo", recordó Aurora de 96 años de edad.
Aurorita de 96 años de edad, recuerda una infancia precaria, de poca estabilidad, pérdidas, ausencias, y una vida en donde "los derechos de la mujer, las formas de violencia de género, las emociones o la salud emocional" ni siquiera eran conocidas, mucho menos mencionadas.
"Dice que tlachicaba, salió a levantar su mielecita, se llovizno y ese fue todo su mal, le salieron en la espalda lo que antes llamaban como tlacotes, unos como bodoques, pero esos se reventaban, y de eso murió mi papá", añadió Aurorita.
Aurorita recuerda que en sus tiempos de juventud, no existían consideraciones hacía las mujeres cuando de trabajo se trataba, incluso estando embarazadas.
"Una cazuela en la cabeza, a las ollas grandes les metía el rebozo en las orejas y esas cargando para salir a vender casa por casa, y cuando el campo, una de mis hijas es testigo, una vez me caí con el tercio de leña, ya me estaba ahorcando, me acuerdo que brinque el caño, pero no aguanté, porque estaba embarazada de Salathiel, me caí y el lazo se me incrustó, sino hubiera ido ella, ahí me hubiera matado", puntualizó Aurora.
"De manera individual, también en nuestro alrededor se dice mucho el ya para qué, si ya está grande, entonces no le encuentran sentido, cuando la verdad es que sí, que esto no se acaba hasta que se acaba, mientras estemos vivos no se ha acabado y hay algo qué hacer. Entonces la familia, la gente que está alrededor de los adultos mayores si estamos notando que la persona está mayoritariamente triste, o ya no quiere salir, algo que se recomienda es que busquen un día: los domingos, son domingos de desayunar todos, en familia y sobre todo que busquen ayuda profesional", finalizó la Psicóloga Ramírez Porras.
Las redes de apoyo en adultos mayores, desde su familia, amigos, grupos de ejercicio o actividades deportivas, grupos de lectura, entre otros, no solo les permitirán mayor sensación de acompañamiento en su etapa, sino que al comenzar a trabajar respecto a su salud emocional, desde los daños psicológicos que tuvieron a lo largo de toda su vida, tendrán más soporte.
Y es que más allá de sobrepasar la expectativa de vida de los mexicanos que va de los 72 a los 74 años, o de las mexicanas que oscila entre los 76 y 77 años (dependiendo de varios factores), se debe procurar una longevidad digna, de calidad, satisfactoria, feliz.