Asociaciones civiles no solo de protección a los derechos de los animales, sino también de salud mental, coincidieron que ante el aumento en los casos de "crueldad animal" en el estado de Puebla, queda en evidencia un grave problema social, puesto que generalmente quien llega a terminar con la vida de un animal de una forma tan violenta, también ejerce violencia hacía seres humanos, e incluso se podrían tratar de personas con graves trastornos de personalidad.
Y es que además de normalizar el maltrato animal, el riesgo social por la salud mental de las personas que suelen terminar de forma intencional y violenta con la vida de los animales, no solo es para ellos mismos sino también para la sociedad, puesto que pueden tratarse de individuos con graves trastornos de personalidad como lo es la psicopatía.
Generalmente quien violenta a los animales también ejerce violencia o es agresivo con las personas que los rodean, se encuentran en entornos familiares disfuncionales o incluso en algunos casos, presentan problemas por el consumo de sustancias tóxicas, coincidieron especialistas y colectivos para la salud emocional.
Por lo que además de denunciar e investigar los casos de violencia y crueldad animal, el estado debe prender sus focos de alerta respecto a la salud emocional y mental de la sociedad, puesto que se tratan de comportamientos que ameritan más allá de una sanción marcada en alguna legislación, sino que denotan la falta de prevención tanto en maltrato animal como en salud emocional.
Para ello, resultan urgentes los diagnósticos correctamente segmentados en cada una de las regiones que están siendo "foco rojo" por crueldad animal en Puebla, lo que permitirían estrategias para la mitigación, control y prevención del problema.