"La búsqueda de tesoros", actividad que se viene realizando en Tehuacán desde hace siglos, aún cuando el único caso hecho público, con un giro inesperado, data del siglo XX.
"Más que nada es curiosidad, siento yo, como siempre esa curiosidad del ser humano por querer saber y entender lo que no conoce y no entiende", consideró Nicolás Romero de Jesús, Explorador y Coordinador del Club Halcones Tehuacán.
El historiador Joaquín Paredes Colín señala que antes de la mitad del siglo XIX los Frailes Carmelitas en lo que era "El Convento del Carmen" contaban con un a red de túneles entre la iglesia, su huerta y el convento, a los que les daban diversos usos: desde bodega de los granos y frutas que cultivan, hasta para el resguardo de dinero u objetos de valor de las personas acaudaladas de Tehuacán, de allí parte la leyenda de "Los Tesoros del Carmen".
La leyenda dice: "En lo que ahora es la entrada al atrio del Carmen y la zona dividida por una reja, en entrada de lo que fue el Museo de Mineralogía, que conduce a las oficinas del Complejo Cultural; era el sitio donde estaban tesoros enterrados, por lo que mucha gente se dió a la tarea de excavar, en búsqueda de esas riquezas, que sí las encontraron nunca lo manifestaron".
Para finales del siglo XIX muchas personas de manera clandestina, comenzaron a realizar excavaciones, en "búsqueda de ese tesoro".
Fue entre 1901 y 1902 que un señor de apellido "Nájera" originario de otro estado de la república pero que vivía en la junta auxiliar de San Pedro Acoquiaco; solicitó el primer y único permiso formal conocido, ante el ayuntamiento de la época, para realizar excavaciones con la finalidad de buscar los tesoros.
Las autoridades se negaron argumentando que se trataba del patrimonio histórico de Tehuacán, ante esa respuesta "Nájera" argumentó que tácitamente aceptaron que "esos tesoros ya habían sido extraídos" lo que le dio fuerza a esa leyenda.
"La única extracción pública de un tesoro en Tehuacán"
Alrededor de 1931 y 1932 durante los trabajos de adecuación para "La Cruz Roja" en el espacio que perteneció al "Ex Convento del Carmen", actual "Biblioteca Municipal Joaquín Paredes Colín"; albañiles detectaron "un baúl de grandes dimensiones, metálico, forrado de madera y con un candado enorme", a unos metros de donde estaban haciendo los castillos de dicha construcción, hecho que generó una psicosis en la ciudad con apenas 25 a 30 mil habitantes, quienes abarrotaron de inmediato el sitio.
Ante tal evento, el presidente municipal de Tehuacán se hizo presente en el lugar, junto con otras autoridades y debido al gran interés público, procedieron a extraer el baúl para luego abrirlo delante de todos; la sorpresa fue que en su interior encontraron libros escritos en latín de índole religiosa.
"Se abre el cofre ante la expectativa de todo mundo, y todos a coro dicen ¡Oh!, porque en lugar de resguardar alhajas, oro, monedas, lo que había eran libros escritos en latín, que se supone pertenecieron a la orden de los Frailes Carmelitas Descalzos", compartió Juan Manuel Gámez Andrade, Cronista de Tehuacán.
"Los tesoros del Carmen, los libros encontrados" fueron depositados en la Biblioteca Municipal, a la fecha existen algunos de ellos bajo resguardo.
"El interés, el despertar de la codicia de mucha gente, sigue existiendo, incluso cuando se empezó a adecuar la Huerta, la ex estación del Ferrocarril, hoy Complejo Cultural de El Carmen, se encontraron los albañiles a varios metros de profundidad; algunos elementos como espadas, monedas que habían pertenecido a los regimientos de Caballería y de Infantería que habían ocupado ese espacio como cuartel"; apuntó Gámez Andrade.
"La fiebre por los tesoros del Carmen"
A finales de abril y principios de mayo de 1812 llegaron las primeras huestes llamadas en ese momento "revolucionarias", posteriormente "independentistas", rodearon Tehuacán, de la hacienda de San Lorenzo hacía el centro; razón por la que la comunidad española cargó con sus pertenencias y se fueron a resguardar a "El Carmen", donde soportaron un asedio de varios días (del 28 de abril al 04 de mayo); tras tomarlos presos no hallaron todas sus riquezas, lo que fomentó la leyenda: "Antes que fueran aprendidos en El Convento, que en esos años abarcaba hasta el callejón Cristóbal Palacio, y hasta la mitad de la calle 2 oriente entre 1 y 3 norte", entre principios y mediados del siglo XX se "dio una fiebre de las excavaciones en El Carmen"
¿Así culminó la leyenda?, y es que en la actualidad muchas personas siguen creyendo en que muchos rincones de Tehuacán resguardan cuantiosos tesoros que esperan por ser encontrados, aunque la búsqueda de esas "riquezas ideales" condicionan un riesgo contra el patrimonio arquitectónico, histórico, natural de la región.