"Esto es muy grave que jóvenes de estas edades estén incurriendo en esto, es tremendamente peligroso, esto se tiene que parar", detalló Jorge Alberto Calles Santillana, Profesor Investigador de la BUAP, Facultad de Ciencias Sociales en el área de Sociología.
La violencia escolar se ha diversificado incluso a partir de las formas en las que comúnmente se presenta: burlas, discriminación, acoso, riñas o peleas; a mensajes intimidantes, difamatorios o que ridiculizan a través de redes sociales, difusión de fotografías, vídeos, de carácter sexual o no, extorsiones, venta- consumo de sustancias tóxicas bajo intimidación, manipulación, amenazas, introducción y manipulación de armas blancas, entre otros.
"Habla de la incapacidad que tienen las instituciones para evitar esto, la normalización de la violencia, ya no alcanzan los protocolos institucionales que durante mucho tiempo se han tenido, para evitar estos enfrentamientos, ya no es posible, la violencia es muy numerosa, tiene muchísima presencia ya en toda la vida social", abundó el profesor investigador Calles Santillana.
En escenarios de "sobre matrícula" y "poca capacitación" sobre el desarrollo de planes, programas, protocolos de "sana convivencia" tanto al interior como al exterior y los alrededores de los planteles; se recrudece el problema, ya que difícilmente habrá una atención- seguimiento personalizado y especializado para los aprendientes.
"Estos ejes de acción que marca incluso la nueva escuela mexicana, de una educación basada en cultura de paz y no violencia, y que se ha trabajado durante mucho tiempo, se tiene que afianzar más dentro de las instituciones, espacios de aprendizaje, que las y los maestros están compartiendo en el aula", detalló Enrique Montalvo Hernández, Especialista en Educación y en política y en juventudes por la pacificación.
Desde hogares que delegan la responsabilidad educativa de los menores a la redes sociales, a las calles o a familiares con limitaciones físicas, emocionales, incluso económicas: como los adultos mayores; se forman menores sin límites, que no entienden las normas sociales, que no toleran la frustración, no saben administrar sus emociones, que son premiados en circunstancias donde no deberían serlo.
"Los que es grave es que la respuesta sea violenta, que el hecho sea tomado como un hecho violento; no es un estallido normal, inmediato, que uno podría esperar", resaltó Calles Santillana.
"No centrar toda la responsabilidad en los docentes dado que las instituciones de educación pública, hablan de matrículas considerables", finalizó Montalvo Hernández.
La educación de docentes en primeros auxilios psicológicos para la identificación de síntomas (comportamientos) siendo este el escenario de intervención efectiva; por ejemplo si se observa a un alumno que era bueno entregando tareas y ya no lo es, que llega tarde, cansado, sucio, desanimado, que está subiendo o bajando de peso, que comienza a mostrar reacciones agresivas o violentas, a fin de canalizarlos a un área psicológica, incluso psiquiátrica.
Es aquí donde se debe concientizar sobre la adhesión de padres de familia, sociedad y gobierno, para el combate de la violencia en entornos escolares.