Antonina Flores es una de las 2 mil 409 Meshikan, que de acuerdo al INEGI habitan actualmente en México, su etnia es la que tiene el menor número de hablantes, aunque se considera que es el pueblo de donde salieron la 7 tribus que poblaron lo que actualmente es México, sus asentamientos se encuentran al oriente de la cabecera municipal de Acaponeta ingresando al estado de Durango. Antonina al igual que los jóvenes de su comunidad tuvo que salir de casa para estudiar una licenciatura, "para mi fue muy difícil porque nunca salía de mi casa, nomás ahí en mi rancho y cuando salí esta lejos donde vivo, se llama Curachito Buenavista, Mezquital, Durango y está muy lejos, bueno para mi es muy difícil para venir de allá porque no hay carros ni nada y la carretera es pura terracería", dijo.
La carencia es el común denominador de las comunidades meshikan, en su comunidad si hay escuelas y una clínica pero son doctores, las personas se dedican mayormente a sembrar el campo, de ahí que Antonina decidiera estudiar procesos alimentarios y aprovechar lo que la tierra les da. "Para mi si es mi objetivo porque en donde vivo, se da mucha fruta y pues no a aprovecha uno así. Tu idea es como llegar a poder industrializar, si eso es mi objetivo. Allá no hay trabajo, ni nada ¿Allá de que se mantienen o como le hacen? Lo único que siembran es milpas, maíz y frijol", agregó.
Los meshikan o mexicaneros, celebran un ceremonia llamada mitote, en la cual se pide a los cuatro elementos y al firmamento (xikal) que les proteja, pero esta tradición se ha ido deteriorando junto con el uso y práctica de la lengua por intervención de la iglesia católicas y otras religiones, abonando a la posible desaparición de esta cultura.