Las cofradías eran una hermandad o fraternidad que fueron instaladas en la Nueva España entre los años 1600 a 1900 que ofrecían una especie de seguridad social; sus integrantes recibían servicio médico y al morir se hacían cargo de su funeral, aunque para eso debían pagar su entrada a la asociación y contribuir con obras caritativas. En Tepic, la llamada casa del árbol era una de ellas, era la entrada a la hoy capital nayarita y donde se reportaban diversas actividades.
Rafael Gutiérrez, docente jubilado de turismo y activista, señala que durante el rescate que se está haciendo al edificio, el INAH, les ha concedido algunos datos históricos interesantes, "En este recinto se supone que había algunos ritos religiosos, se cobraba el diezmo, se cobraba también a los indígenas una forma de impuesto, una contribución, se llevaba control también ganado, presumo que esta era una cofradía de tipo eclesiástica. Y se cree que pudiese haber también un cementerio anexo porque era común que se enterraran a las personas que estaban en la cofradía cerca de la misma".
La separación de la iglesia y el estado en México inició su declive, muchas de ellas se abandonaron y de a poco se fueron perdiendo. Según registros de historiadores, luego de 1973 tras las reformas borbónicas de, aproximadamente, 970 inscritas en el Arzobispado de México sólo quedó la mitad.
"La intensión es, cuando menos con el apoyo, los arquitectos, los restauradores hacer un bosquejo de lo que pudo haber sido porque todavía algunos testigos de donde hubo un pilar, donde quizás hubo arcos, donde iban vigas empotradas y esto es lo que queremos hacer junto con el INAH, no, porque no hay fotografías", dijo el activista
El rescate de este edificio histórico, ayudará señala el docente nayarita, a formar una identidad como estado, una identidad cultural. "Los nayaritas debemos ir forjando identidad propia, no parecernos a los estados vecinos, porque independientemente que somos un estado joven, pues ya es importante que fortalezcamos esa identidad".
Esta identidad también podrían ser un detonante para que como sociedad cuidemos de mejor manera todos los vestigios, y testigos de nuestra cultura e historia.