El aviso oportuno de la llegada del Huracán Willa, hizo posible que los ramaderos de las Islitas en San Blas, resguardaran sus pertenencias y evacuaran sus viviendas durante el fenómeno meteorológico. Los vientos se llevaron los techos de las ramadas y el agua que avanzó cerca de cien metros por la playas derribó los troncos que los sostenían.
Los dueños de los restaurantes afirman que en promedio tuvieron pérdidas de hasta ciento cincuenta mil pesos, sobre todo por los baños que fueron destruidos y acababan de habilitar.
Las familias dicen que se refugiaron con familiares y en los albergues y cuando llegaron tuvieron que ponerse a limpiar la playa y reconstruir las ramadas, con el mismo material que ya tenían o lo que les dejó el hombre, pues tienen que esperar hasta que se se permita cortar mangle para renovar las construcciones y así activar la economía de la localidad.