Su habilidad para tejer la palma verde y seca son muestra de los 51 años que lleva realizando esta actividad, una tradición que a heredado desde sus bisabuelos.
Sentada en el suelo, con sus palmas en la rodilla, la señora Francisca poco a poco va dando forma con dobleces, nudos y cortes a las imágenes que serán bendecidas el próximo domingo de ramos.