Para el año 2050 se estima que el 21.5% de la población, es decir, 32.4 millones de personas jóvenes, serán ancianos; la población que actualmente es joven no tendrá recursos ni la seguridad económica para poder tener una vida digna.
Las personas jóvenes enfrentan un problema respecto a la seguridad social y económica, pues los empleos mal remunerados, las escasas oportunidades de trabajo y el desempleo amenazan el panorama de las siguientes décadas.
Son al menos 6 de cada 10 jóvenes que tienen las altas probabilidades de que al terminar su vida laboral no cuenten con los recursos suficientes para su retiro, lo que los lleve a padecer pobreza, esto es por falta de fondos de ahorros.