Borreguitos, canastas, ataúdes, calaveras y otras figuras, son las artesanías comestibles representativas de la Feria del Alfeñique, una tradición de casi 500 años, principalmente de Día de Muertos.
La historia evoca que el alfeñique es una combinación cultural española-arabe, aunque no hay documentación precisa, se sabe que desde mediados del siglo XVIII, se hace alfeñique, sobre la calle Real de Toluca, lo que actualmente se conoce como la calle Independencia.
Desde hace más de 50 años, la feria expuesta en el centro de la ciudad, se ha convertido en una bomba de sabores, donde artesanos con sus diversas técnicas, como dulce vaciado (calavera de azúcar), dulces cubiertos almíbares, rellenos como las botellas, pollitos y pajaritos que se ven año con año en los portales.
El alfeñique, son estas figuras construidas con azúcar glas, con un emulsionante que es el chautle, huevo y limón.
Que para ubicarlas son los borreguitos, venados, puerquitos y gallinas, que aunque son vaciados porque están huecas, finalmente terminan siendo dulces comestibles.
El alfeñique no solo funciona para colocarlo en los altares de muertos, históricamente se habla que fueron utilizados en la Pascua, por ello de las figuras como venados y corderos.
Pero esta artesanía ha perdido presencia en esta feria, las figuras de alfeñique se elaboran y consumen poco, así lo han determinado los artesanos, quienes consideran que es pura azúcar.
El chocolate en sus múltiples presentaciones, de calaveritas, paletas, huesitos, cerezas con chocolate entre otras han ganado terreno por su forma ágil de presentación.
Dejando que el alfeñique funcione ya no de la forma comestible que era antes, si no como un adorno y recuerdo de altares, por su durabilidad de tiempo.