En México, con un 23 por ciento más de horas trabajadas que el promedio de los países de la OCDE, destaca la importancia de fomentar ambientes laborales sanos para promover el bienestar y la productividad.
75 por ciento de las empresas mexicanas mantenían un ambiente laboral conflictivo en, y en 2024, el 15 por ciento de los trabajadores calificaron su lugar de trabajo como tóxico, según la American Psychological Association. A nivel global, el 44 por ciento de los trabajadores experimentan estrés laboral, según el reporte State of the Global Workplace 2023 de Gallup.
Un ambiente laboral conflictivo o tóxico se caracteriza por dinámicas negativas, como falta de respeto, comunicación deficiente, conflictos, acoso, estrés excesivo, liderazgo autoritario, falta de empatía y ausencia de apoyo emocional, afectando el bienestar, desarrollo y salud mental de los empleados.
Permanecer en un entorno laboral negativo puede generar consecuencias graves, como estrés crónico, ansiedad, depresión, desgaste profesional, síndrome del quemado, baja autoestima, disminución de la productividad, conflictos interpersonales, mayor ausentismo laboral y, en casos extremos, problemas de salud física, como hipertensión y trastornos del sueño. México, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, ocupa el primer lugar en estrés laboral.
La implementación de la Norma Oficial Mexicana 035, aprobada en 2018, es una estrategia clave para fomentar un ambiente laboral sano, ya que busca identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, promoviendo un entorno favorable para el bienestar de los empleados. Sin embargo, en las empresas se olvida esta norma para reducir los riesgos psicosociales y mejorar la salud mental y emocional de su equipo.