Las amas y amos de casa se han visto considerablemente afectados por el incremento significativo en productos básicos como el huevo, la carne y el azúcar, lo que ha ejercido una presión adicional en sus presupuestos familiares.
Este aumento de precios ha obligado a muchas familias a adaptar y cambiar sus hábitos de consumo, buscando alternativas más económicas y reduciendo el consumo de estos productos de alto costo.
La capacidad de compra se ha visto mermada, lo que ha llevado a una reevaluación de las elecciones alimenticias y a la búsqueda de soluciones creativas para garantizar que las necesidades básicas sean satisfechas sin sacrificar la calidad de vida de sus hogares