El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado instrucciones a las Fuerzas Armadas para que derriben los misiles lanzados por Irán sobre Israel.
Esta decisión se produjo durante una reunión en la sala de crisis de la Casa Blanca, donde Biden y la vicepresidenta Kamala Harris se reunieron con su equipo de seguridad nacional para evaluar la situación tras los ataques iraníes.
Según un comunicado de la Casa Blanca, el objetivo de Biden es ayudar a Israel, un aliado clave de EE.UU. en Oriente Medio, en su defensa frente a los ataques iraníes. También se busca proteger a las tropas estadounidenses que están desplegadas en la región. Las alarmas antiaéreas se activaron en todo Israel a medida que los misiles impactaban, con reportes de misiles interceptados en el cielo de Jerusalén.
Este ataque es el primero de Irán contra Israel desde abril, cuando se produjeron ataques con misiles y drones que alcanzaron varias bases aéreas israelíes. Durante esos ataques, la mayoría de los proyectiles fueron interceptados por Israel, Estados Unidos y países árabes aliados. Sin embargo, la situación actual es considerada más grave, con un alto nivel de alerta por parte del ejército israelí.
El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, había advertido previamente sobre la posibilidad de un ataque a gran escala por parte de Irán. La Casa Blanca también confirmó que estaba al tanto de que Irán se preparaba para un ataque inminente, lo que llevó a Biden y Harris a intensificar las reuniones de seguridad.
Además, una llamada programada entre Biden y líderes rabínicos para conmemorar la festividad judía de Rosh Hashaná fue pospuesta debido a la crisis. Los funcionarios de la Casa Blanca decidieron reprogramar el evento en consideración a la delicada situación en la región.
El ataque de Irán se produce en un contexto de creciente tensión, que incluye la reciente muerte del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, en un bombardeo israelí en Beirut. Esta escalada ha llevado a una intervención militar en el sur del Líbano por parte de Israel, lo que añade más presión a una situación ya tensa.
La comunidad internacional observa de cerca estos acontecimientos, ya que cualquier escalada en la región podría tener repercusiones significativas no sólo para Israel e Irán, sino también para la estabilidad de Oriente Medio y la seguridad de las tropas estadounidenses en la zona.