En la actualidad, los call centers constituyen uno de los sectores de prestación de servicios más requeridos, pero también uno de los más explotados y precarizados. Aunque se insiste en que son una puerta de entrada al mercado laboral para los jóvenes, lo cierto es que no solo emplean a estudiantes, sino también a adultos de 35 años en adelante, quienes encuentran en este trabajo una de las pocas opciones disponibles
A lo largo del país existen al menos 247 centros de contacto, de los cuales el 23% se localiza en el Estado de México. Sin embargo, tras la aparente facilidad de este tipo de empleo, se oculta un modelo de trabajo marcado por la explotación y condiciones altamente deshumanizadas.
Las tareas son altamente repetitivas y estandarizadas, con una vigilancia constante que mide el desempeño en términos cuantitativos y cualitativos. Los empleados deben cumplir con métricas estrictas, donde el tiempo de cada llamada es cronometrado y se eliminan los "tiempos muertos" para garantizar una productividad máxima.
La precariedad en estos centros no solo se refleja en los bajos salarios y la inestabilidad laboral, sino también en el impacto físico y mental en los trabajadores. El hecho de realizar tareas monótonas bajo un esquema de vigilancia constante, sumado a la exigencia de cumplir metas en lapsos de tiempo reducidos, genera agotamiento crónico, ansiedad y estrés laboral
El call center se ha convertido en la manifestación moderna de un modelo laboral donde el ser humano es reducido a un número y su trabajo es optimizado al extremo, sin importar las consecuencias.