Se estima que en el Estado de México han cerrado cerca del 30% de establecimientos esenciales y no esenciales, no sólo por no acatar las disposiciones de higiene, sino por pérdidas económicas por estar sin actividad durante cuatro meses.
Entre los establecimientos cerrados se restaurantes, cocinas económicas, expendios de pescados y mariscos, comercios de regalos, tiendas departamentales de electrodomésticos, bares, vinaterías, centros cerveceros debido a la que la adaptación de estos generan una inversión considerable.