Habitantes de origen Otomí del San Cristóbal Huichochitlán, San Andrés Cuexcontitlán y San Pablo Autopan pese al cierre de los panteones preservan sus tradiciones, esparciendo sobre las tumbas de sus difunto pétalos de cempasúchil que en este año ha escaseado.
Las ofrendas o altares fueron colocadas en los hogares desde el 28 de septiembre para brindarla a las almas de los pequeños que para estas comunidades se han convertido en espíritus.
Copal, incienso, velas, veladoras, cirios, agua, flores, comida y pan se sirven en esta ofrenda otomí con la imagen de San Miguel Arcángel, quien cuida las almas de esos niños que ya murieron.
Limpiar las tumbas de sus familiares y decorarlas con el cempasúchil es demostrar su amor a sus difuntos, recordar con nostalgia aquellas vivencias y mejores momentos.