Celestino Solís, tiene cuatro años sin trabajar. El mal del Parkinson lo ha dejado sin fuerzas y sin un empleo.
Por ello todos los días sale de su casa en San Lorenzo Tepatitlán para vender cartón y de esta manera conseguir el pan de cada día. Está es la realidad de muchos mexiquenses que por su edad, enfermedad, discapacidad, o por su género no consiguen empleo.
Luego de que INEGI diera a conocer un incremento en el desempleo, lo que le ha pegado a entidades federativas como el estado de México, Wendy Ovando Aldana, profesora de la facultad de Economía de la Universidad Autónoma del Estado de México, explicó que es normal que durante los cambio de gobierno aumente la gente desocupada, y a su parecer no hay por qué alarmarse.