El Estado de México cuenta con una rica diversidad cultural, representada en gran parte por su población indígena. Según datos oficiales, en la entidad habitan más de 400,000 personas pertenecientes a diversos grupos étnicos, destacando los mazahuas, otomíes, nahuas y matlatzincas. Estos pueblos originarios han mantenido vivas sus tradiciones, lenguas y costumbres a lo largo de los siglos, contribuyendo de manera significativa al patrimonio cultural del estado.
El municipio de San Felipe del Progreso concentra una de las mayores poblaciones indígenas, en su mayoría mazahua, mientras que otros municipios como Temoaya, Toluca y Atlacomulco también albergan comunidades importantes de origen otomí. A pesar de los retos que enfrentan, como la migración y el acceso limitado a servicios, estas comunidades continúan preservando su identidad cultural.