Vivimos en una época marcada por la revolución digital, una era en la que la tecnología ha redefinido las relaciones humanas. Si bien la tecnología ha traído consigo beneficios en términos de comunicación y conectividad, también ha planteado desafíos significativos para la forma en que construimos, mantenemos y experimentamos las relaciones humanas.
La inmediatez, característica inherente a la era digital, ha redefinido la forma en que las parejas interactúan. Las redes sociales ofrecen una ventana constante a la vida del otro, pero también generan ansiedad y expectativas poco realistas. La percepción de la relación se ve influenciada por la constante exposición a los momentos felices de otras parejas, llevando a comparaciones y a la búsqueda de una perfección ilusoria.
La desconfianza, por otro lado, encuentra nuevos matices en el entorno digital. Un simple "like" o comentario puede desencadenar interrogantes y dudas sobre la fidelidad y compromiso de la pareja.
La "Modernidad Líquida", término acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman, cobra relevancia al examinar la naturaleza efímera y cambiante de las relaciones en la actualidad. La liquidez se manifiesta en la facilidad con la que las personas pueden conectarse, pero también desconectarse, en un mundo digital donde las opciones son abundantes y las conexiones pueden ser fugaces.