En los últimos años, México ha sido severamente afectado por los estragos del cambio climático, experimentando una creciente frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, sequías, olas de calor y lluvias torrenciales.
Estos eventos han afectado tanto a las zonas rurales como urbanas, dañando infraestructuras y sobre todo cultivos poniendo en riesgo la seguridad alimentaria.
El cambio climático ha alterado los patrones agrícolas en México, afectando la productividad de cultivos clave. Las variaciones en las estaciones y los ciclos de lluvias dificultan el crecimiento de estos productos.
Además, las sequías prolongadas han reducido el agua para riego, obligando a los agricultores a abandonar sus tierras o cambiar cultivos, mientras que las inundaciones y tormentas destruyen cosechas en zonas antes no vulnerables.
Estos cambios han tenido un impacto directo en la seguridad alimentaria del país, ya que la menor disponibilidad de productos agrícolas ha incrementado el costo de los alimentos. Los precios de productos básicos han ido en aumento, lo que afecta a millones de familias mexicanas.
Miles de familias han adoptado la costumbre de vivir al día y adquirir solo lo esencial ante el aumento de los precios. No obstante, es crucial reconocer que este encarecimiento está vinculado al incremento de los costos en la producción agrícola. Esto pone de relieve la importancia de tomar conciencia sobre las dificultades que enfrenta el sector agrícola.