El Estado de México, entidad que alberga una de las zonas metropolitanas más grandes del mundo, oculta tras su urbanización acelerada un sector primario que lucha por mantenerse a flote.
La agricultura y la ganadería, actividades que alguna vez fueron la columna vertebral de su economía, hoy se encuentran en un profundo rezago, producto del abandono gubernamental y la falta de inversión en tecnología.
De acuerdo con los últimos datos del INEGI, el Estado de México ocupa el lugar 26 entre las 32 entidades federativas en cuanto a actividad agropecuaria. Esta posición refleja un rezago significativo en comparación con otros estados del país, donde se han impulsado políticas públicas más enfocadas en el desarrollo rural.
La escasez de negocios agropecuarios en la entidad es evidente. Mientras que a nivel nacional existe un promedio de 1.44 negocios del sector por cada 100 unidades económicas del mismo sector, en el Estado de México esta cifra es significativamente menor.
Según el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas, en la entidad mexiquense se registran apenas 317 negocios del sector agrícola, frente a las más de 22 mil que existen a nivel nacional.
Esta situación se agrava si consideramos que, según la Asociación de Ingenieros Agrónomos, el campo mexicano en general, y el mexiquense en particular, enfrenta un rezago tecnológico de más de una década
La falta de inversión en investigación y desarrollo, así como la limitada adopción de nuevas tecnologías, han impedido que los productores mexiquenses sean más competitivos y puedan enfrentar los desafíos que plantea un entorno cada vez más cambiante