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01 de Abril del 2025

Tecnología

El otro secreto nuclear del Edomex

Más allá de las referencias en Los Simpson, la energía nuclear sigue siendo un tema poco comprendido por la sociedad.

Aunque la mayoría asocia lo nuclear con reactores de potencia y peligros radiológicos, su aplicación en la investigación científica y la medicina es crucial para el desarrollo tecnológico y el bienestar humano.

En el corazón de la zona boscosa de Ocoyoacac, Estado de México, con una extensión de 150 hectáreas, se encuentra el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, un pilar del avance científico en México.

El ININ nació con la misión de impulsar el desarrollo científico y tecnológico de México en el ámbito nuclear. Sin embargo, a pesar de sus aportaciones, su relevancia ha quedado opacada en la agenda política nacional, limitando su capacidad para innovar y expandir sus investigaciones.

Uno de los campos donde el ININ ha tenido un impacto significativo es la medicina nuclear. Aquí se llevan a cabo investigaciones para mejorar técnicas de diagnóstico y tratamiento de enfermedades mediante radioisótopos, los cuales son fundamentales en el tratamiento de enfermedades como el cáncer.

En las instalaciones del ININ se encuentra el reactor TRIGA MARK III, que desde 1968 ha sido un eje en la investigación y enseñanza en energía nuclear. Medio siglo después, sigue funcionando, aunque su potencial de desarrollo ha quedado rezagado en comparación con otros países que han apostado por la investigación nuclear como motor de innovación.

El ININ no debe ser solo un recuerdo de lo que pudo ser, sino una pieza clave para el futuro científico del país.






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