Tomar el transporte público en el Estado de México parece ser una ruleta de la muerte.
No solo por la calidad del servicio, sino también por los índices de asaltos con violencia que registran.
Los cuáles en casos extremos derivan en lesiones o la muerte de pasajeros o chóferes.
De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta junio del presente año se tienen registrados 3 mil 146 robos a transporte público colectivo con violencia.
Esto supone una disminución de 2 mil 162 asaltos en el primer semestre del año con respecto a 2019, ya que en este mismo lapso, se registraron 5 mil 308 carpetas de investigación por este delito.
Sin embargo estos crímenes han dejado asesinatos a bordo de las unidades, cómo sucedió el pasado miércoles, cerca de las seis de la mañana en la delegación de San Lorenzo Tepatitlán, en Toluca.
Un pasajero de aproximadamente 45 años perdió la vida después de que un par de sujetos asaltaran la unidad en la que viajaba, ya que al encarar a los asaltantes, estos dispararon en contra del hombre dejándolo sin vida en la vialidad.
Investigadores atribuyen este problema a diversos factores sociales como el desempleo y la incapacidad del Estado para cumplir con su función de garantizar seguridad a los ciudadanos.
Otro caso fue el del Profesor Fernando, quien al dirigirse a su trabajo el 19 de febrero de este año, fue ultimado después de que asaltantes despojaron de sus pertenencias a los pasajeros de la unidad Estrella del Noreste con número económico 204 en Paseo Tollocan.
Cómo éste, decenas de casos se presentan a lo largo de la entidad mexiquense, siendo los municipios del valle de México los que más incidentes reportan.
Después de un aumento a las tarifas del transporte público en el estado, la promesa de mejorar el servicio y la seguridad, las estadísticas muestran que este delito está lejos de ser controlado.