El Tren Interurbano México-Toluca ha enfrentado numerosos desafíos desde su concepción, incluido un retraso de casi 10 años en su construcción.
Los costos asociados con la demora en el proyecto han sido elevados, y la financiación adicional requerida ha generado preocupaciones sobre su sostenibilidad económica a largo plazo y su intermodalidad.
A pesar de esto, se prevé que el tren México-Toluca fomente el desarrollo de nuevas zonas comerciales, de servicios y viviendas, impulsando el crecimiento económico y la generación de empleo a través de la movilidad interestatal teniendo un traslado promedio de 230 mil personas diariamente por este medio.
Asi mismo, el sector empresarial se muestra entusiasta y considera que la infraestructura moderna y eficiente del tren abrirá nuevas oportunidades comerciales y turísticas, fortaleciendo la competitividad y consolidando al Estado de México como un polo de desarrollo estratégico en el país.