En la búsqueda de eliminar el uso de vehículos contaminantes en Toluca, en 2015 se creó el sistema de bicicleta pública Huizi, como parte del proyecto "Ecozona".
La inversión fue de 33 millones de pesos y se calculó un costo anual de 34 millones de pesos por los seguros contra robos y el mantenimiento. El sistema de bici pública incluía 26 estacionamientos y 250 bicicletas, con una membresía anual de 333 pesos.
En el primer año de operación, este servicio sumó 594 usuarios y 16 mil 703 viajes. En promedio 140 recorridos por día. La iniciativa prometía ser un parteaguas para la movilidad sustentable de la ciudad de Toluca. Pero no fue así.
El camino al fracaso comenzó en abril del 2016. Huizi se convirtió en "Toluca Bici" un sistema de bicicletas públicas gratuito, que recibió cada vez menos apoyo gubernamental, sin desarrollo de infraestructura ni conexión a vías primarias.
Mientras pasaba al olvido, se generó una deuda millonaria con los proveedores. Para el año 2020, el sistema dejó de prestar servicio.
Hoy todas las cicloestaciones están abandonadas como muestra del poco interés por una movilidad accesible y ecológica.
Desde 2020, Toluca no tiene opciones de transporte ecológico. En cambio, todos los días padece de congestión vehicular y degradación ambiental.