Desde enero de este año, Nigeria ha estado sufriendo una serie de devastadoras inundaciones que han provocado la muerte de al menos 179 personas y han desplazado a más de 200,000, según informó la Agencia Nacional de Emergencias de Nigeria (NEMA).
Estas inundaciones, exacerbadas por lluvias torrenciales y el desbordamiento de los ríos Níger y Benue, han afectado gravemente a 28 de los 36 estados del país, así como a la capital, Abuya.
Monzo Ezekiel, portavoz de la NEMA, explicó que la situación es particularmente grave en el norte del país, donde la intensidad de las lluvias ha sido mayor. "Después de semanas de inundaciones constantes en todo el país, hemos registrado 179 muertes y 207,902 personas desplazadas, además de 1,971 heridos", señaló Ezekiel.
Los estados norteños de Jigawa, Kano y Bauchi han sido los más afectados, registrando 34, 25 y 23 muertes respectivamente. Aparte de las pérdidas humanas, el desastre ha dejado una estela de destrucción: cerca de 80,000 viviendas han sido dañadas y más de 106,000 hectáreas de tierras agrícolas han quedado destruidas, lo que agrava aún más la situación para miles de familias que dependen de la agricultura para su subsistencia.
Ezekiel también advirtió que, aunque el norte ha sido el epicentro de las inundaciones hasta ahora, el sur del país está en peligro inminente. "Lo normal es que primero se produzcan inundaciones en el norte y luego se desplacen hacia el sur", explicó, subrayando que el problema podría intensificarse en las próximas semanas.
Nigeria, el país más poblado de África, enfrenta inundaciones anualmente, pero este año las consecuencias han sido particularmente severas. Estas inundaciones se ven agravadas por la mala infraestructura y la falta de medidas preventivas adecuadas. El año pasado, Nigeria experimentó las peores inundaciones en una década, que resultaron en la muerte de 600 personas. En 2020, al menos 40 personas perdieron la vida debido a fenómenos similares.
La situación actual ha puesto de relieve la urgente necesidad de mejorar las infraestructuras del país y desarrollar estrategias de mitigación más eficaces para enfrentar futuros desastres naturales. Sin embargo, con las lluvias aún en curso y la amenaza de más inundaciones en el horizonte, la prioridad inmediata de las autoridades es proporcionar ayuda a los desplazados y minimizar el impacto de esta catástrofe en las comunidades afectadas.