El Estado de México enfrenta un panorama desalentador para su población joven en materia laboral. De acuerdo con el estudio "Tendencia de la precariedad laboral de la población joven en el Estado de México", realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, 3 de cada 10 jóvenes entre 15 y 29 años que trabajan como asalariados o subordinados en la entidad perciben menos de un salario mínimo como ingreso mensual. Un estudio de la UNAM detalla que en territorio mexiquense, los jóvenes con estudios de niveles medio superior y superior son los más afectados por el desempleo.
Un 54.3% de las personas desocupadas tienen ese nivel de preparación académica, lo que evidencia una paradoja en la que, a pesar de tener una mayor formación, estos jóvenes no logran insertarse adecuadamente en el mercado laboral.
La falta de experiencia es uno de los principales obstáculos que enfrentan los jóvenes al buscar empleo. Muchas empresas demandan experiencia previa, lo que dificulta la entrada de los recién egresados al mercado laboral. Además, las pocas plazas ofertadas y la alta competencia agravan la situación, forzando a muchos a aceptar empleos en condiciones críticas.
Estos empleos pueden implicar trabajar menos de 35 horas semanales por razones del mercado o más de 35 horas con ingresos inferiores al salario mínimo, situaciones que no garantizan una estabilidad económica ni laboral.
Ante este panorama, resulta fundamental realizar un análisis profundo de las condiciones estructurales que han obstaculizado el desarrollo profesional de la juventud mexiquense.