La violencia al interior de la familia no se ha erradicado por completo, esta se llega a manifestar a través de conductas coercitivas que involucran abuso físico o emocional. Muchas veces son los niños, niñas y adolescentes objeto de indefensión, malos tratos y violencia; en México cada día mueren al menos dos niños en manos de sus padres. En México la mayor parte de la educación es a través de la familia y ésta se basa en la dirección por parte de la madre, como su principal agente; La gran presión al tener este papel dentro de la familia puede generar sentimientos de inseguridad y autoexigencia, lo que causa estilos de crianza basados en los malos tratos, donde patrones se repiten y reproducen de generación en generación. Los problemas familiares, el mal humor o la mala vida de los adultos a cargo de la crianza puede atentar contra la salud física, mental y la seguridad de los menores, produciéndose el maltrato por acción, omisión o negligencia, limitando el óptimo desarrollo integral del menor. El maltrato infantil tiene repercusiones en la vida del menor, que van desde los problemas de conducta, baja autoestima, dificultades para crear relaciones interpersonales, traumas psicológicos y trastornos emocionales. Cabe destacar que él maltrato ejercido por una madre repercute aún más en la vida del menor que el maltrato ejercido por un padre.