Lucio Vázquez junto con su nieto, buscan entre los desechos que tiran los condóminos de la Central de abastos alguna fruta o verdura que puedan consumir en su hogar, y es que la falta de empleo e ingresos hacen que esta familia integrada por ocho personas sea parte de la pobreza que viven cientos de menores y adultos en el Estado de México.
La inocencia del menor, no le permite saber del nivel de pobreza en la que vive, para él, recolectar papayas de entre el desperdicio es algo normal incluso un triunfo ya que habrá algo de comer en casa.
En el país, desde hace tres años se observó un incremento de la pobreza en la población infantil y adolescente de 2.3 puntos porcentuales, al pasar de 50.3 a 52.6 por ciento, aumento que se presentó, por la crisis de los ingresos familiares como consecuencia de la pandemia de la covid-19.