La Ciudad de México, un imán que atrae a millones de personas en busca de oportunidades, ha convertido el viaje diario entre el Estado de México y la capital en una odisea cotidiana.
Según datos del INEGI, más de 3 millones de mexiquenses emprenden cada día este trayecto, sacrificando horas de sueño y tiempo familiar para cumplir con sus responsabilidades laborales.
El Valle de México y Toluca, con sus contrastes entre la megalópolis y los municipios periféricos, ha generado una dinámica laboral peculiar. La falta de oportunidades laborales en muchas demarcaciones obliga a sus habitantes a buscar empleo en la capital.
Municipios como Ecatepec, Nezahualcóyotl y Toluca son algunos de los principales puntos de origen de estos desplazamientos masivos.
Despertadores que suenan a las 4:00 o 5:00 de la mañana marcan el inicio de una jornada que, en muchos casos, supera las 16 horas
El transporte público, abarrotado y con frecuencia deficiente, se convierte en su segundo hogar. Horas de viaje en autobuses, trenes, auto o combis, expuestos al tráfico, la contaminación y el estrés, se suman a la carga laboral.
El viaje diario no es solo un traslado físico, sino una lucha constante contra el tiempo y la fatiga. La falta de tiempo libre limita sus posibilidades de realizar actividades recreativas, culturales o deportivas, lo que impacta negativamente en su calidad de vida.
La movilidad pendular entre el Estado de México y la CDMX es un fenómeno que requiere de soluciones integrales. Invertir en infraestructura de transporte, fomentar el desarrollo económico local y promover políticas públicas, es necesario para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores mexiquenses.