A casi tres meses de haber iniciado el ciclo escolar 2020-2021 en modalidad a distancia, la pobreza y la falta de recursos ha evidenciado las carencias de esta forma de brindar educación.
Niños que cursan primaria y secundaria son los más afectados por las limitaciones que enfrentan debido a la falta de conectividad en comunidades rurales que bordean las grandes urbes.
En estos lugares es un lujo contar con internet residencial, no se diga un equipo de cómputo, por lo que teléfonos inteligentes son el medio por el cual se pueden recibir clases.
Como el caso de la familia González, familia mexiquense compuesta por ocho integrantes, de los cuáles dos cursan la educación básica.
En su modesta casa cuentan con energía eléctrica y drenaje, sin embargo carecen de agua potable, gas y certeza alimentaria.
Para ellos el gasto más importante en los últimos meses ha sido el invertido en saldo para el teléfono que los dos pequeños utilizan para tomar sus clases.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 44.3 por ciento de los mexicanos cuentan con una computadora y 56.4 por ciento tienen una conexión a internet.
Sin embargo en comunidades rurales, ocho de cada diez casas no cuenta con ninguna de las dos.
La familia González incluso solicitó una televisión prestada para que los niños pudieran atender las clases impartidas por la Secretaria de Educación Pública a través de la señal abierta.
De acuerdo con la SEP al término del ciclo escolar 2019-2020, la deserción en el nivel básico alcanzó el 10 por ciento de la matrícula, esto significa que dos millones 525 mil 330 alumnos de preescolar, primaria y secundaria abandonaron sus estudios.
Número que podría incrementarse en este siglo derivado de la incertidumbre económica, así como la falta de conectividad y los altos niveles de pobreza que enfrenta la entidad mexiquense y el país.