El confinamiento derivado de la contingencia sanitaria por coronavirus, alejo a muchas familias entre ellas las de las Personas Privadas de la Libertad quienes desde hace un año hicieron uso de la tecnología para tener contacto con hijos, esposas, nietos y padres. Las videollamadas, vinieron aminorar la rutina de estar dentro de un Centro Penitenciario, aunado a la restricción que se dio por la COVID-19.