El Estado de México es un semillero de pequeñas y medianas empresas las cuales representan el 99.81% del tejido empresarial estatal.
Esta estructura empresarial, fundamental para la generación de empleo y dinamización de la economía local, está amenazada por la dificultad para obtener créditos.
A nivel estatal, el 34% de las PyMEs no logra consolidarse y muere en dos años. Esta alta tasa de mortalidad empresarial se atribuye en gran medida a la falta de recursos financieros para invertir en crecimiento, innovación y superar eventuales crisis.
La principal barrera que enfrentan las PyMEs para acceder al financiamiento es la falta de asesoría y conocimiento sobre los procesos crediticios. Según Creditaria México, 7 de cada 10 solicitudes de crédito son rechazadas por errores en su presentación.
A esto se le suma que solo el 8% de las PyMEs ha accedido a apoyos federales en los últimos tres años, y la mayoría considera que las políticas gubernamentales son poco amigables.
La falta de acceso al financiamiento tiene consecuencias directas en el desempeño de las PyMEs:
Limitación del crecimiento
Menor inversión
Baja productividad
La falta de financiamiento es un cuello de botella que impide el crecimiento de las PyMEs mexiquenses.