Con un acceso controlado y con las medidas preventivas de higiene fieles católicos se dieron cita en la catedral de Toluca, con la finalidad de recibir la ceniza que marca el principio de la Cuaresma.
Este año, los asistentes no recibieron la ceniza en la frente si no en la cabeza para evitar algún contacto y de este modo prevenir contagios por COVID-19.