Las primeras lluvias registradas en el Estado de México por temporada de primavera, hasta cierto grado han sido benéficas para los campos de cultivo, principalmente porque son las más esperadas por los agricultores, debido al proceso de fotosíntesis que realizan al recibir lluvias moderadas, provocando que plantas y campos generen resistencias ante las adversidades del clima.
Por otra parte, las lluvias también representan un factor de riesgo cuando se presentan en gran intensidad, llegando a provocar excesos de humedad en los cultivos lo que genera pudrición de las diferentes plantas derivado de un mal sistema de drenaje en los terrenos.
Además las primeras lluvias son también caracterizadas por contener altos niveles de acidez y nitrógeno que benefician altamente a los cultivos, así lo refirió, Jose Luis Fernández, agrónomo de la Universidad Autónoma del Estado de México.